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martes, 29 de enero de 2013

CARTA ABIERTA AL PRESIDENTE DEL GOBIERNO ESPAÑOL, por Luis Enrique Ibáñez.

Gracias Paco.

"El hoy es malo, pero el mañana ... es mío"
(Antonio Machado)
 
 
 
SEÑOR PRESIDENTE DEL GOBIERNO, DON MARIANO RAJOY

Usted no tiene vergüenza.

Después de la "tarea" que lleva realizando desde hace unos meses, culminada ayer con su fantasmal aparición en el Congreso, usted, los miembros de su gobierno y los diputados de su partido se encuentran totalmente deslegitimados (al igual que la gran mayoría de los diputados de esa cámara).
Usted no tiene vergüenza. Todas las medidas que usted está tomando no tienen nada que ver, en absoluto, con las propuestas escritas en su programa electoral. Es más, la mayoría son justo lo contrario de lo que usted cacareaba en campaña electoral. Por tanto, usted no tiene vergüenza. No, y no vale decir, como si fuéramos imbéciles, que "las circunstancias han cambiado", "que si la herencia recibida era lamentable", que si bla, bla, bla... Incluso aunque todo eso fuera cierto, usted no tiene vergüenza, porque si todos esos factores son reales, la única opción que debería quedar, si se tiene vergüenza, es dimitir, y así no verse obligado uno, usted, a hacer justo lo contrario de lo que piensa. Hasta sus votantes, supongo, estarán cabreados, le votaron a usted en base a su programa electoral, ¿o no? ¿O era por otras razones?
Usted no tiene vergüenza. Somos los profesores, los médicos, los limpiadores, los administrativos, los basureros, los bomberos... los trabajadores, en general, los que sostenemos este país. Y usted nos humilla, nos veja, y viola todos nuestros derechos obtenidos, humildemente, con el trabajo de años de todos nosotros y de tantos otros que nos precedieron. Al hacerlo, usted demuestra tener muy poca vergüenza.
Usted no tiene vergüenza, aquí dentro de nuestras fronteras, y tampoco tiene dignidad fuera de ellas. Usted se comporta como un mísero lacayo que obedece sin rechistar las satánicas órdenes de los verdaderos Amos. No tiene dignidad. Usted sabe perfectamente, mucho mejor que yo, que las políticas que se están aplicando son el dictado de las grandes corporaciones financieras, de las grandes corporaciones bancarias y empresariales, que no solo quieren recuperar con creces sus pérdidas merecidas en sus obscenos juegos de especulación, sino que quieren asegurarse ganancias infinitas y eternas. Usted sabe muy bien que no se persigue pagar la Deuda. Lo que se persigue realmente es Eternizar la Deuda (1). Lo que se persigue es una total remodelación del mundo. Y si lo sabe, y sigue ese juego, es que no tiene vergüenza.
No tiene vergüenza, porque esa Deuda no es nuestra, no es mía, ni de ningún trabajador español, y mucho menos de ningún parado español. Es deuda de otros, es la deuda de muchos bancos, entre ellos bancos alemanes que también jugaron aquí, en España, en el mafioso casino de la burbuja inmobiliaria. Usted sabe perfectamente que son esos miles delobbies financieros, instalados en Bruselas, los que realmente mandan, imponen sus criterios y aseguran sus ganancias, sus no pérdidas (1). Y usted, como la mayoría de miembros de esa casta política, cada vez más insoportable, simplemente obedece como un criaducho medieval. No tienen ni vergüenza, ni dignidad. Cada vez se hace más innecesaria la explicación del lema "No nos respresentan". Aunque ese lema ya se ha quedado corto: no solo representan a otros, sino que también nos maltratan, nos denigran, nos mienten... a todos los demás, a los de abajo; deberían recordar que si nosotros, los de abajo, nos moviéramos, tan solo un poco, ustedes también caerían.
Usted no tiene vergüenza, cuando las medidas que toma para ahorrar, para salir de la crisis(es decir, para continuar con la estafa), van dirigidas, de forma exclusiva, a los ciudadanos trabajadores, a los sufridores de abajo, y nunca afectan a los de arriba. ¿Qué pasa con gran fraude fiscal de las grandes empresas ( 80% del fraude total, más de 80.000 millones de euros) ? ¿Qué hay del impuesto a las grandes fortunas? ¿Qué es eso de la amnistía fiscal? ¿Qué pasa con los sueldos y con las indemnizaciones de los intocables ejecutivos bancarios? ¿Por qué los exminitros, los expresidentes, siguen cobrando su sueldo vitalicio y, además, obtienen contratos millonarios en grandes multinacionales como Endesa, o Gas Natural? ¿Qué pasa con la Iglesia, y su "autofinanciación? ¿Y la Casa Real, no tendría que hacer un mayor esfuercillo, si no es mucho pedir? ¿Y con el surrealista gasto militar? La cadena de interrogaciones podría ser casi infinita. No tienen vergüenza.
Lo peor: hay un momento, en su comparecencia de ayer, en el que usted demostró de modo especial, con toda crudeza, su total falta de vergüenza, su absoluta ausencia de alma. Me refiero, como usted ya habrá imaginado, a esa infame referencia a los parados. Usted dijo que ordena (o le ordenan) bajar la mísera prestación por desempleo ¡"para animar la búsqueda activa de empleo"! No tiene vergüenza. No solo los denigra, también los insulta.

Mire usted, conozco a madres de mis alumnos que, medio rotas, limpian, por una miseria, varias casas al día. Yo he visto las lágrimas de muchos hombres, de más de 45 años, cuando vuelven de hacer el ridículo en las sangrantes colas de las oficinas de empleo. Yo he visto a ciudadanos españoles (usted también los puede los puede ver... si quiere) buscar comida en los contenedores de basura, en las calles, en las inmediaciones de las grandes superficies... y usted quiere "animarles a buscar empleo". Si no les pide perdón de forma inmediata, es que usted no tiene vergüenza.

Ahora ya solo queda que nosotros, los ciudadanos de a pie, los profesores, los médicos, los enfermeros, los basureros, los bomberos, los funcionarios, los no funcionarios, los parados... nosotros, los ciudadanos, demostremos, no solo que tenemos vergüenza, sino que también tenemos almacenada la suficiente y necesaria indignación para oponernos a usted, y todos los que son como usted.

Ni mi hija, ni ningún hijo de este país, se merecen el infierno que usted les quiere dejar.

Que tenga felices sueños... la mayoría de nosotros ya no los podemos tener.

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