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martes, 29 de enero de 2013

Una buena explicación‏.

Imagine que a usted (Alemania), un amigo (España) le pide dinero.

Lógicamente, usted le pregunta para qué lo necesita, y él le dice que para pagar los gastos básicos —agua, luz, hipoteca del piso, comida, colegio de los niños, etc. — sin los cuales no puede subsistir. Y usted se lo presta.

Al cabo de tres meses, su amigo vuelve a pedirle dinero. A usted esta petición ya no le gusta tanto porque considera que, con el préstamo que ya le hizo, su amigo debería haber conseguido cubrir esos gastos básicos, pero decide prestarle de nuevo, y esta vez a un bajo interés para que, de alguna manera, su amigo tenga conciencia de que lo prestado tiene un costo.

Tres meses más tarde, su amigo vuelve a pedirle dinero. Entonces usted decide que, antes de prestárselo, quiere revisar sus cuentas.

Y, ¡oh, sorpresa!: usted descubre que su amigo
1. Tiene dos asistentas que le hacen las tareas del hogar
2. Disfruta de más días festivos que usted
3. Tiene un coche de alta gama
4. Veranea en un resort de lujo
5. Tiene dos apartamentos vacíos que usa dos veces al año: uno en invierno, y el otro en verano
6. Alquila pistas de tenis para jugar con los amigos; pero, además
7. Tiene a su cargo a dos de sus primos, y a un tío de Albacete
Y como su amigo lleva este tipo de vida, evidentemente, no llega a final de mes, por lo cual necesita pedirle un préstamo.

¿Usted qué haría? ¿Le seguiría prestando dinero? ¿O bien le exigiría que redujese todos los gastos superfluos, que serían un 80%, para poder volver a hablar de préstamos?

Unos cuantos meses después —y sigo con la historia— su amigo se presenta en su casa y le dice que vuelve a necesitar dinero. Usted le pide explicaciones y él alega que ya ha reducido gastos. ¿Cuáles? ¡Pues les ha bajado el sueldo a las asistentas!

Pues bien, eso es lo que le pasa a Merkel, a los mercados y al Banco Central Europeo: razonablemente, no van a permitir que este país de pandereta siga funcionando de la manera en que lo hace.

Y es que no puede ser

· Que tengamos más aeropuertos que Alemania
· Que seamos el segundo país del mundo con más líneas de alta velocidad después de China
· Que “disfrutemos” de más festivos y puentes que ningún otro
· Que tengamos la tira de administraciones públicas, todas para sacarle la pasta al pobre ciudadano: Parlamento Nacional, Senado, Parlamentos autonómicos, gobiernos autonómicos, diputaciones, Ayuntamientos, consejos comarcales, cabildos, mancomunidades, etc.,
· Que medio país esté permanentemente inmerso en festejos y folklores varios,
· Que el nivel educativo sea tan bajo, con un nivel de exigencia que roza la subnormalidad,
· Que los técnicos y científicos (el futuro de un país avanzado) en todas las áreas sean pocos, mal pagados y sin reconocimiento alguno
· Que cuando alguien se dedica a delinquir, robar o asesinar, casi no se le castiga, y sale de la cárcel enseguida, mientras que al ciudadano honrado se le multa, detiene y juzga por apretar el acelerador, fumar, pescar sin licencia, etc,. por no mencionar el caso de los hombres a los que se les detiene por una simple denuncia sin derecho a la presunción de inocencia (Ley de violencia de género), o de los policías a los que se les condena a la mínima denuncia de los delincuentes,
· Que cualquiera que no sabe hacer la O con un canuto puede ser alcalde, ministro, alto cargo, o Presidente
· Que estemos en permanentes tensiones internas con toda clase de separatistas y regionalistas jugando a ser Estados dentro del Estado
· Que los políticos se protejan entre ellos y a sus camarillas
· Que los jueces puedan dictar las sentencias más absurdas sin que les pase nada
· Que haya cerca de 300.000 sindicalistas que cobren del Estado por tocarse las narices
· Que cualquier persona pueda mofarse, burlarse o agredir a los símbolos del Estado (bandera, himno, Jefe de Estado) sin que le pase nada
· Que cualquier inmigrante ilegal que llegue tenga inmediatamente derecho a toda clase de subsidios, atención sanitaria, escolarización, etc.
La señora Merkel quiere que nos pongamos serios y nos dejemos de cachondeo. A ella, una teutona licenciada en ciencias físicas, le da lo mismo por dónde empecemos, la cuestión es que reduzcamos todos los gastos superfluos, y hagamos las reformas necesarias para convertirnos en un país serio, ¡y que lo hagamos ya!

Mientras, el grifo lo tendrá cerrado, y bien que hará. ¡GRACIAS, SRA. MERKEL!

Si usted lo consigue, los españoles honrados y con dos dedos de frente se lo agradeceremos. Quizás dentro de unos años habremos acabado con tanto gusano parásito.

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