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sábado, 29 de noviembre de 2014

Poemas para tardes de lluvia

En tardes de lluvia... no hay nada como leer..., con el clic de las gotas en los cristales y el brasero de la mesa camilla...

LLUVIA 
La lluvia tiene un vago secreto de ternura, algo de soñolencia resignada y amable, una música humilde se despierta con ella que hace vibrar el alma dormida del paisaje.
Es un besar azul que recibe la Tierra, el mito primitivo que vuelve a realizarse. El contacto ya frío de cielo y tierra viejos con una mansedumbre de atardecer constante.
Es la aurora del fruto. La que nos trae las flores y nos unge de espíritu santo de los mares. La que derrama vida sobre las sementeras y en el alma tristeza de lo que no se sabe.
La nostalgia terrible de una vida perdida, el fatal sentimiento de haber nacido tarde, o la ilusión inquieta de un mañana imposible con la inquietud cercana del color de la carne.
El amor se despierta en el gris de su ritmo, nuestro cielo interior tiene un triunfo de sangre, pero nuestro optimismo se convierte en tristeza al contemplar las gotas muertas en los cristales.
Y son las gotas: ojos de infinito que miran al infinito blanco que les sirvió de madre.
Cada gota de lluvia tiembla en el cristal turbio y le dejan divinas heridas de diamante. Son poetas del agua que han visto y que meditan lo que la muchedumbre de los ríos no sabe.
¡Oh lluvia silenciosa, sin tormentas ni vientos, lluvia mansa y serena de esquila y luz suave, lluvia buena y pacifica que eres la verdadera, la que llorosa y triste sobre las cosas caes!
¡Oh lluvia franciscana que llevas a tus gotas almas de fuentes claras y humildes manantiales! Cuando sobre los campos desciendes lentamente las rosas de mi pecho con tus sonidos abres.
El canto primitivo que dices al silencio y la historia sonora que cuentas al ramaje los comenta llorando mi corazón desierto en un negro y profundo pentagrama sin clave.
Mi alma tiene tristeza de la lluvia serena, tristeza resignada de cosa irrealizable, tengo en el horizonte un lucero encendido y el corazón me impide que corra a contemplarte.
¡Oh lluvia silenciosa que los árboles aman y eres sobre el piano dulzura emocionante; das al alma las mismas nieblas y resonancias que pones en el alma dormida del paisaje!


CANCION OTOÑAL 
Hoy siento en el corazón
un vago temblor de estrellas,
pero mi senda se pierde
en el alma de la niebla.
La luz me troncha las alas
y el dolor de mi tristeza
va mojando los recuerdos
en la fuente de la idea.

Todas las rosas son blancas,
tan blancas como mi pena,
y no son las rosas blancas,
que ha nevado sobre ellas.
Antes tuvieron el iris.
También sobre el alma nieva.
La nieve del alma tiene
copos de besos y escenas
que se hundieron en la sombra
o en la luz del que las piensa.

La nieve cae de las rosas,
pero la del alma queda,
y la garra de los años
hace un sudario con ellas.

¿Se deshelará la nieve
cuando la muerte nos lleva?
¿O después habrá otra nieve
y otras rosas más perfectas?
¿Será la paz con nosotros
como Cristo nos enseña?
¿O nunca será posible
la solución del problema?

¿Y si el amor nos engaña?
¿Quién la vida nos alienta
si el crepúsculo nos hunde
en la verdadera ciencia
del Bien que quizá no exista,
y del Mal que late cerca?

¿Si la esperanza se apaga
y la Babel se comienza,
qué antorcha iluminará
los caminos en la Tierra?

¿Si el azul es un ensueño,
qué será de la inocencia?
¿Qué será del corazón
si el Amor no tiene flechas?

¿Y si la muerte es la muerte,
qué será de los poetas
y de las cosas dormidas
que ya nadie las recuerda?
¡Oh sol de las esperanzas!
¡Agua clara! ¡Luna nueva!
¡Corazones de los niños!
¡Almas rudas de las piedras!
Hoy siento en el corazón
un vago temblor de estrellas
y todas las rosas son
tan blancas como mi pena. 




Ayer vi llover y pensé por qué las humanos olvidamos disfrutar de la vida.

Por qué olvidamos disfrutar lo que tenemos.

Por qué nos olvidamos apreciar lo sencillo, olvidamos ver la grandeza en las cosas pequeñas que el mundo nos ofrece.

Por qué olvidamos como bailar debajo de la lluvia como cuando eramos pequeños.

Olvidamos reir, llorar, amar, soñar, bajo la lluvia.

Olvidamos todas las alegrías que nos proporcionaba una tarde de lluvia.

El hermoso paisaje que la naturaleza nos proporciona.

La cálida sensación del aire sobre tu piel.

El olor que genera, al mezclarse esa lluvia con la tierra y que piénsalo bien, náda más te lo da.

Ayer recordé disfrutar esa tarde de lluvia.

Tomé tan solo unos minutos de la ajetreada vida que solemos llevar.

Fue necesario sólo mirar al cielo y ver la maravilla de la naturaleza.

Disfrutar de ese paisaje, de ese olor peculiar y de ese aire que da vida.

Recordé disfrutar de la vida, de soñar y de estar en soledad...

Esa soledad que te permite ver más allá de la lluvia, te invita a ver tu interior...

Esa soledad, que no es vacío, es plenitud.

Ayer recorde que los pequeños momentos son los que dan grandes satisfacciones y son la felicidad que forma nuestra existencia.

Atrévete a sentir una tarde de lluvia y descubrirás que es mucho más que agua cayendo del cielo.



Llueve,
detrás de los cristales, llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados,
sobre los pardos tejados,
sobre los campos, llueve.

Pintaron de gris el cielo
y el suelo
se fue abrigando con hojas,
se fue vistiendo de otoño.
La tarde que se adormece
parece
un niño que el viento mece
con su balada en otoño.

Una balada en otoño,
un canto triste de melancolía,
que nace al morir el día.
Una balada en otoño,
a veces como un murmullo,
y a veces como un lamento
y a veces viento.

Llueve,
detrás de los cristales, llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados,
sobre los pardos tejados
sobre los campos, llueve.

Te podría contar
que esta quemándose mi último leño en el hogar,
que soy muy pobre hoy,
que por una sonrisa doy
todo lo que soy,
porque estoy solo
y tengo miedo.

Si tú fueras capaz
de ver los ojos tristes de una lámpara y hablar
con esa porcelana que descubrí ayer
y que por un momento se ha vuelto mujer.

Entonces, olvidando
mi mañana y tu pasado
volverías a mi lado.

Se va la tarde y me deja
la queja
que mañana será vieja
de una balada en otoño.

Llueve,
detrás de los cristales, llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados.





Qué sería de la vida sin la poesía...?






















jueves, 27 de noviembre de 2014

El caso Mato: la corrupción clerical de la política.

García Montero, como siempre, genial...

Por fin dimite Ana Mato. No es que faltaran motivos en su disparatada gestión como ministra, pero la renuncia llega de la mano de la corrupción. El juez Ruz la ha señalado en el caso Gürtel como “partícipe a título lucrativo”. Aunque sus esfuerzos han sido grandes a lo largo de mucho tiempo, Rajoy no resiste ya las presiones de la indignación social.
Cuando surgieron las primeras noticias del caso Gürtel, el PP denunció una conjura contra sus siglas. Como entonces estaba en el Gobierno el PSOE, varios dirigentes (Rajoy, Aguirre, Costa) señalaron manipulaciones de la policía y conjuras que utilizaban los resortes del Estado. Fue, sin embargo, el PP quien pidió colaboración y utilizó sus resortes en el Tribunal Supremo para que se expulsara a Baltasar Garzón, el juez que llevaba el caso.
Se trataba de imponer el silencio sobre una realidad, íntimamente ligada al comportamiento del Partido Popular en Madrid y en Valencia, que había fundado un vocabulario negro: apropiación indebida, delito contra la hacienda pública, estafa procesal, cohecho, malversación de caudales públicos, tráfico de influencias, blanqueo de capitales, fraude, falsedad documental…
La realidad afloraba, los datos internos del partido estaban ahí, las acciones de Jesús Sepúlveda, Francisco Correa y Luis Bárcenas olían mal incluso entre numerosos militantes del PP. Pero la primera y única voluntad de Mariano Rajoy fue imponer el silencio. Rajoy es clerical, tiene silabeo, costumbres y mañas de arzobispo.
La iglesia católica nos ha enseñado a callar. Su primera consigna ha sido siempre ocultar todo lo que suponga desprestigio para la Santa Madre. Luego ha convertido en martirio y persecución cualquier intento de aclarar la verdad. Una denuncia contra un cura malvado parece así una agresión contra la libertad religiosa. El último ejemplo lo hemos tenido en el caso de los curas pederastas de Granada y en la actuación del arzobispo Francisco Javier Martínez. Lo de aclarar la verdad y amparar a las víctimas pierde toda importancia en favor de callar los hechos, evitar el escándalo y dar tiempo a los acusados para que borren pruebas.
Esta mezquindad clerical tiene sus argumentos: Dios está por encima de los hombres (que son todos pecadores), nosotros somos los ministros de Dios, aquí no estamos como hombres pecadores sino como representantes de Dios, así que es preferible el silencio sobre nuestros pecados humanos para que sólo brille nuestro contacto con la divinidad.
Ese ha sido también el comportamiento clerical de la política española durante años, la razón de la falta de respeto a la virtud pública y a la transparencia. ¡Todo para la Iglesia! La avaricia de muchos sacerdotes a la hora de acumular riquezas para Dios (pidiendo acuerdos con el Estado y manipulando testamentos de beatos y beatas), ha tenido su traducción política en la debilidad de conciencia a la hora de abordar de forma legal o ilegal la financiación de los partidos. Y, después…, sólo monaguillos y un silencio negro. Está de más cualquier investigación a la luz del día si eso puede dañar el prestigio de las siglas. Los pecadores son “nuestros pecadores”, la parte del pecado infinito que corresponde a nuestra humanidad.
Y es que el clericalismo parte de la idea de que todo ser humano es portador del mal. Por eso la inquisición obligaba a las víctimas a demostrar su inocencia y eximía al tribunal de la obligación de demostrar el pecado. Si todos somos iguales, tampoco tiene mucha importancia que los ministros de Dios callen su debilidad humana, heredada como condición de nacimiento con el pecado original. La vida es así, la política es así.
En el fondo es muy clerical eso del “y tú más”, del “todos somos iguales” y de la calumnia. El ventilador tiene mucho de manteo y movimiento de faldas arzobispales. Nada gusta más que justificar las propias faltas manchando a los demás, aunque para eso haya que elucubrar infamias.
Es lo que está pasando ahora con las acusaciones histéricas contra Tania Sánchez de Izquierda Unida y contra Íñigo Errejón de Podemos.
En Izquierda Unida, claro, ha habido casos de corrupción. No me cabe duda de que en Podemos, cuando tenga responsabilidades de gobierno en las instituciones, se podrá colar algún chorizo. Y si se produce el caso, habrá que denunciarlo de forma inmediata. Pero uno examina ahora los cargos contra Tania Sánchez e Íñigo Errejón y sólo descubre la histeria clerical de la mentira, el sermón sucio de una gente que ha confundido la política con el silencio propio y el castigo ajeno. La estrategia consiste en enmascarar culpas verdaderas, extendiendo la idea de que todos somos pecadores. Le corresponde a la víctima demostrar su inocencia imposible.
Con sus silencios, su frío y sus mentiras, Monseñor Mariano Rajoy es el representante máximo de clericalismo que afecta a la política española. Ite missa est.

domingo, 23 de noviembre de 2014

DÍA DE LA MÚSICA...

Hoy 23 de noviembre, hemos celebrado la fiesta de la música. Esta mañana la banda hizo un pasacalles, después dio un concierto fantástico en la Plaza de la Iglesia..., por cierto, enhorabuena tanto a la banda como al maestro y director y a la Junta Directiva de la Asociación Musical San Blas. Por último hemos degustado diferentes tipos de carne, asadura con cebolla..., postres..., todo riquísimo...
Pero lo más importante es que es un día especial para Cádiar...,  sus calles se llenan de música..., y de alegría... Es el día de la MÚSICA!!!


































jueves, 20 de noviembre de 2014

IMÁGENES DE OTOÑO...

Una balada de otoño..., como canta Serrat, el otoño de Vivaldi, o tantas otras canciones, poesías, imágenes, tonalidades, colores olores, sabores... Me fascina el otoño!!!