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lunes, 17 de agosto de 2015

Mi pequeño homenaje a Federico...

Tal día como hoy, hace 79 años, fue asesinado el poeta granadino más universal de la historia, Federico Garcia Lorca. Una buena oportunidad para rendirle homenaje a través de unos poemas suyos musicalizados por Leonard Cohen. DOS GRANDES GENIOS... Este es mi pequeño homenaje a Federico...


Lo asesinaron en la noche del 17 al 18 de agosto de 1936. 
En Granada, en su Granada, en el camino entre Víznar y Alfacar.
Los fascistas dispararon contra Federico sus fusiles cargados de odio: 
por ser quien era, 
por escribir poesía para todos,
por hacer teatro para el pueblo,
por apoyar una república de trabajadores,
por amar la libertad.
por volar hasta donde sus enemigos no alcanzaban a ver...
Mataron al poeta sabiendo que encarnaba a muchos,
que su carne acribillada era símbolo de miles y miles de cuerpos masacrados.
Hacemos memoria de Federico García Lorca
recordando con él a todas las víctimas de la guerra civil y la dictadura.
Y lo hacemos con impresionantes versos suyos que, desde los poemas de Poeta en Nueva York, taladraban el tiempo anticipando un futuro de tragedia:

"Cuando se hundieron las formas puras
bajo el cri cri de las margaritas,
comprendí que me habían asesinado.
Recorrieron los cafés y los cementerios y las iglesias,
abrieron los toneles y los armarios,
destrozaron tres esqueletos para arrancar sus dientes de oro.
Ya no me encontraron.
¿No me encontraron?
No. No me encontraron"




Hoy, 18 de agosto, se cumplen 79 años del asesinato de Federico Garcia Lorca.
Quiero compartir esta hermosa “Casida del herido por el agua”, con la voz de nuestro Carlos Cano...

www.youtube.com/watch?v=Vlc9GdmGL9w

Quiero bajar al pozo,
quiero subir los muros de Granada,
para mirar el corazón pasado
por el punzón oscuro de las aguas.

Quiero bajar al pozo,
quiero morir mi muerte a bocanadas,
quiero llenar mi corazón de musgo,
para ver al herido por el agua.

El niño herido gemía
con una corona de escarcha.
Estanques, aljibes y fuentes
levantaban al aire sus espadas.

El niño estaba solo
con la ciudad dormida en la garganta.
Un surtidor que viene de los sueños
lo defiende del hambre de las algas.

El niño y su agonía, frente a frente,
eran dos verdes lluvias enlazadas.
El niño se tendía por la tierra
y su agonía se curvaba.

¡Ay, qué furia de amor, qué hiriente filo,
qué nocturno rumor, qué muerte blanca!
¡Qué desiertos de luz iban hundiendo
los arenales de la madrugada!



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